Europa pone en evidencia a España al calificar de "crítico" el nivel que ha alcanzado la desigualdad



Solo Rumanía y Bulgaria tienen una mayor desigualdad que España que empata con Grecia en este indicador. Además de la desigualdad, España también es uno de los países en alerta por el abandono temprano de los estudios, el segundo peor de toda la UE después de Malta, y está en vigilancia por la caída de su renta disponible o por su tasa de pobreza.

Después de años de medir la salud de la Unión Europea por sus cifras económicas y de recetar austeridad, Bruselas ha decidido dar una pátina social a la forma de gobernar Europa con la inclusión de un pilar social como elemento clave para medir la buena marcha de sus miembros. La Comisión aprobó el pasado 17 de noviembre una fórmula para analizar el desempeño de los países europeos en tres áreas: acceso al mercado laboral e igualdad de oportunidades; condiciones justas de trabajo; y protección social. Y los resultados para España son malos, muy lejos del brillo de los indicadores económicos que hablan de un crecimiento por encima de la media.

Según estos datos, España está en situación "crítica" en dos aspectos claves para el bienestar social de sus ciudadanos: en el nivel de desigualdad económica y en el abandono temprano de los estudios. Además, si se toman los 14 indicadores de forma global, España está la séptima por la cola en calidad de su bienestar social.

La mayoría de los indicadores eran conocidos (España es uno de los países donde más ha crecido la desigualdad en toda la OCDE) pero ahora Bruselas los ordena y pone negro sobre blanco los fallos en el sistema social que hay en cada país. La Comisión ya no solo vigilará los déficit y el nivel de deuda pública; también pondrá la vista en los parámetros sociales aunque su nivel de maniobra en muchos de estos aspectos es nulo, ya que las mejoras responden a políticas sociales que son competencia de cada país.

Grecia, Rumanía, Italia y Bulgaria, son los países con peores registros al tener al menos diez indicadores en situación "crítica" o bajo vigilancia. Con ocho indicadores sociales críticos o a vigilar les sigue España, que está en un segundo nivel (por la cola), en el que comparte grupo con Chipre, Croacia, Lituania, Letonia y Portugal. Dinamarca es el país con mejores notas, seguido por un grupo que conforman Suecia, Austria y Holanda.

Porcentaje de población en riesgo de pobreza en los principales países europeos (2016)

En el caso concreto de la desigualdad económica, España comparte grupo con países en situación crítica por su elevada desigualdad con Rumanía, Bulgaria, Lituania y Grecia. En el caso de España, el 20% más rico gana 6,6 veces más que el 20% más pobre. La media europea para medir esta brecha es de 5,1 veces. El país campeón en términos de desigualdad es Bulgaria (7,9) y el mejor República Checa con 3,5 veces. Esto quiere decir que la desigualdad en España es casi el doble que en Chequia o en otros países igualitarios como Eslovaquia, Finlandia o Eslovenia.

Los registros de los tres últimos años indican que la situación ha mejorado algo pero de forma insuficiente. El indicador de desigualdad en España tocó en 2015 el 6,9, pero el leve avance no ha sacado a España del grupo en peor situación. Eso sí, al menos no ha empeorado como ha ocurrido en Bulgaria o en Luxemburgo. En conjunto, la desigualdad en Europa sigue estando muy por encima de la registrada en 2009, cuando la crisis aún no había golpeado de lleno a los trabajadores.

La otra señal de alarma, la de abandono temprano de los estudios, coloca a España en una pandilla con Malta, Portugal y Rumanía. En el caso de España, el 19% de la población de entre 18 y 24 años ha abandonado los estudios. Esta proporción solo está superada por Malta (19,7%) seguida de cerca por Rumanía (18,5%) y a distancia por Portugal (14%). La media europea para este indicador está en el 10% y desde la Comisión reflejan que el abandono temprano de los estudios está ligado a la difícil empleabilidad y acceso al mercado de trabajo.

La renta disponible, esto es, el indicador que mide la capacidad económica de las familias para consumir, también pone a España en el grupo de países "a vigilar",un segundo escalón dentro de la gravedad con la que se califican estos parámetros. La forma de medir este indicador es compararlo con cómo estaba el poder adquisitivo de las familias en 2008. Así, Grecia y Chipre (países rescatados) están en situación "crítica" porque sus hogares tienen un 32 y 23% menos de renta disponible respectivamente que en 2008.

En el caso de España, la caída es mucho menor comparada con estas dos economías, que son, sin duda, las grandes perdedoras tras los rescates financieros. Las familias españolas tienen un 8% menos de renta disponible, una pérdida de poder adquisitivo similar a la de Italia (que ha perdido un 11%), Portugal (un 6%) o Eslovenia. Irlanda, el país rescatado que falta en esta relación, tampoco ha recuperado el nivel de 2008, pero solo le queda un 3% para alcanzarlo. Al contraponer estas cifras con los resultados de estos países que ya han abandonado los programas de rescate e incluso los procesos de déficit excesivo, da buena cuenta de que las víctimas colaterales que conllevó sanear el sistema financiero.

Pero no a todos los países europeos les ha ido mal. Pese a los pésimos resultados en el resto de indicadores sociales, Rumanía es la que más renta ha ganado desde 2008. Esta mejora en la renta es extensible al resto de economías de Europa del Este, como Polonia, Bulgaria y Lituania, marcando el camino de la convergencia.

El extenso informe también dedica un amplio análisis al riesgo de pobreza y exclusión social, al cuidado de niños menores de 3 años (España está en este indicador "mejor que la media") o efectividad de las prestaciones sociales.

Además de en estos tres indicadores, España está en vigilancia por sus malos registros en población en riesgo de pobreza, desempleo, tasa de empleo, número de ninis, o capacidad de las prestaciones sociales para reducir la pobreza.

En aspectos en los que se encuentra en la media en línea con sus países vecinos está la brecha de género, la participación en políticas activas de empleo, las competencias digitales y la compensación por hora trabajada. Recordemos que estos indicadores se comparan con la media de los países, lo cual no quiere decir que estén en registros saludables: solo que el resto están peor. Por eso no tiene que extrañar que sus buenas notas se reflejan en el cuidado de menores de tres años (aunque lejos de los resultados de Bélgica, Dinamarca, Suecia, Lituania o Portugal). La mejor nota la saca en el indicador que recoge el grado de cobertura sanitaria que reportan los propios pacientes (si dicen que no se les ha atendido por razones económicas o de lista de espera este indicador baja).

Nivel de desigualdad en los principales países europeos (2016)


Sueldo a la hora

También se estudia el avance de los salarios que permanece "hundido" pese a las mejores del mercado laboral. Según la Comisión, los salarios reales (esto es, ajustados a la inflación), crecieron en la UE un 1,3% y menos de un 1% en la zona del euro en los últimos dos años. Los datos que recogen muestran la fuerte dispersión de los salarios en Europa, que van desde los 4,6 euros la hora en Bulgaria a los 43,3 euros en Luxemburgo.

Para la Comisión, al final los países europeos se han dividido en dos grandes bloques: los de altos salarios y los de bajos salarios. España es uno de los pocos países que está situado "en la media", junto con Chipre, Eslovenia e Italia, este último país el único comparable por tamaño y estructura económica. España tiene una media de 19,4 euros la hora e Italia 22,6. En el furgón de cola de los salarios están Hungría, Rumanía y Polonia.

En cuanto a la población en riesgo de pobreza o exclusión social, el informe recuerda que un tercio de la población de Bulgaria, Rumanía y Grecia está en esta situación. También es muy elevada en España, de casi el 28%, en línea con Italia, Lituania, Hungría o Letonia. El informe reseña que en el caso de Italia y Lituania hubo una subida en esta incidencia de la pobreza en 2016.

Dentro de este indicador, la comisión analiza una tendencia al alza: los trabajadores pobres. Bruselas destaca que España tiene una de las tasas más altas (13,1%) junto con Grecia y Rumanía. Según estos expertos, el trabajo temporal y parcial tiene mucho que ver con este fenómeno.

El Diario

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